sábado, 9 de enero de 2010

7 de enero.

Las incoherencias se me empiezan a agolpar y me dejan sin respiración sin cortarse ni un poco. Todo ocurre, todo cambia, y siento que no puedo pararlo. Que el mundo sigue cambiando sin siquiera avisarme.
Todo me empieza a pesar un poco en los hombros.
¿Por qué no me quitas parte de mi carga? Sé que tú puedes hacerlo. El problema está en que tal vez, tú mismo todavía no lo sabes. ¿La ignorancia te hace feliz?
Comienzo a agobiarme... Tantas noches escribiendo no puede ser sano para nadie.
Y por si no tuviera ya suficiente, ahí sigue, la lluvia. ¿Sabéis? Odio la lluvia... Parece que quiera recordarme cada uno de mis problemas a cada gota que cae. Ese sonido discreto, pero directo. Dulce sutileza. Sutileza que pone a cada mente a trabajar.
La lluvia siempre te hace reflexionar... Pero hay veces que sinceramente eso es lo último que te apetece hacer.
Dile adiós a la ética. A cada una de las reflexiones.
Que se quede otro con la filosofía, que yo quiero olvidarlo todo por un tiempo, (muerto).