''Soltar todo el aire de golpe y no pensar en las consecuencias''.
Era una gran manera de describirte. Tú, luchador veterano. Por ello, un poco cansado de las batallas, de los enfrentamientos (de los tuyos y de los míos). Tú, sobre todo, sincero. Hasta el último instante. Dispuesto a gritarme cuatro verdades y media a la cara y no darte la vuelta al sentir mis lágrimas. Dispuesto a robarme un par de recuerdos, y crearme otros nuevos, si es que eso hace que seamos verdad. Si con ello consigues acomodar tus sentimientos.
Sí. Tú siempre has sido sincero. Tu problema (y con ello quiero decir, claramente, mi problema) siempre ha sido que tus opiniones cambiaban de un momento a otro. Que tenías sentimientos demasiado otoñales. Y yo no era la persona adecuada para complementar cada uno de tus suspiros. Yo, que te he dado todo mi tiempo, me he dado cuenta de que nunca ha sido suficiente.
Yo no tengo esa confianza de la que tú presumes. Esa confianza de no preocuparme de las manchas de carmín en tu ropa, por asumir que son mías. Todas mías. Esa capacidad de quererte con todas mis fuerzas, hasta con las que no tengo y pido prestadas. Pero, dulce, te aseguro que sigo en ello... Que nunca me cansaré de seguir dándole cuerda a este reloj...
Estoy realmente segura de todo esto.
De que yo no estoy hecha para representar tus pensamientos. Y que por supuesto, no soy nada buena para ti. Pero claro, cuando tengas tiempo, un día de estos, podrías intentar convencerme de lo contrario bajo tus sábanas. Ese siempre ha sido tu territorio, tu campo de victoria y de cada una de mis derrotas.
De cada una de mis derrotas y cada una de mis reflexiones olvidadas.
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Supongo que es tuyo... a mi también me gusta tu blog y también te seguiré :)
ResponderEliminarUN BESAZOOOOO!