''Soltar todo el aire de golpe y no pensar en las consecuencias''.
Era una gran manera de describirte. Tú, luchador veterano. Por ello, un poco cansado de las batallas, de los enfrentamientos (de los tuyos y de los míos). Tú, sobre todo, sincero. Hasta el último instante. Dispuesto a gritarme cuatro verdades y media a la cara y no darte la vuelta al sentir mis lágrimas. Dispuesto a robarme un par de recuerdos, y crearme otros nuevos, si es que eso hace que seamos verdad. Si con ello consigues acomodar tus sentimientos.
Sí. Tú siempre has sido sincero. Tu problema (y con ello quiero decir, claramente, mi problema) siempre ha sido que tus opiniones cambiaban de un momento a otro. Que tenías sentimientos demasiado otoñales. Y yo no era la persona adecuada para complementar cada uno de tus suspiros. Yo, que te he dado todo mi tiempo, me he dado cuenta de que nunca ha sido suficiente.
Yo no tengo esa confianza de la que tú presumes. Esa confianza de no preocuparme de las manchas de carmín en tu ropa, por asumir que son mías. Todas mías. Esa capacidad de quererte con todas mis fuerzas, hasta con las que no tengo y pido prestadas. Pero, dulce, te aseguro que sigo en ello... Que nunca me cansaré de seguir dándole cuerda a este reloj...
Estoy realmente segura de todo esto.
De que yo no estoy hecha para representar tus pensamientos. Y que por supuesto, no soy nada buena para ti. Pero claro, cuando tengas tiempo, un día de estos, podrías intentar convencerme de lo contrario bajo tus sábanas. Ese siempre ha sido tu territorio, tu campo de victoria y de cada una de mis derrotas.
De cada una de mis derrotas y cada una de mis reflexiones olvidadas.
miércoles, 9 de junio de 2010
lunes, 10 de mayo de 2010
Para ella jamás era suficiente. Jamás tenía todo lo que deseaba. Ella se quedaba con todo. Era dueña insaciable. Por quedarse se podría decir que incluso se quedaba con todas las miradas que se encontraba.
Pero nunca tuvo suficiente. Era codiciosa, obsesiva y soñadora lo que más. Envidiaba a todos. Incluso en sus solitarios paseos envidiaba a todo lo que le rodeaba. Envidiaba a ese pájaro capaz de volar y ver lo que ella no podría ver jamás. Envidiaba a esos coches, capaces de alcanzar velocidades impensables para sus menudas piernas. Sin saber que ella poseía algo más. Esa capacidad para amar y ser amada.
Aunque puestos a reconocer, puestos a ''poner el corazón sobre la mesa'', ella solía abusar en exceso de lo segundo, pero no estaba nada entrenada en lo que representa amar a alguien. Siempre se dejaba amar, sin más. Como una simple costumbre.
Se pasaba todo el día buscando en los bolsillos de aquella chaqueta azul que tanto le gustaba, que tanto aspecto de inocencia le otorgaba, pero jamás encontraba ese poquito de amor que necesitaba para regalar. Sólo conseguía rozar un par de recuerdos mal doblados y algunos cigarrillos desgastados del uso. Parecía que el amor estuviera allí, pero que siempre se le escurriera entre sus dedos de pianista. O al menos, esa era la sensación que todo aquello le producía. Pero claro, podía soportarlo. Ella era egocéntrica y con sí misma y la admiración de los demás le bastaba. Y está claro, de eso no le ha faltado nunca. Ella era, ante todo, deseada.
Hasta aquel día, que escuchó la voz más dulce que podría imaginar. Una voz de esas que se quedan marcadas, de esas que enamoran. Pero claro, era sólo eso, una voz... Pero se prometió volver a escucharla, hasta que aquella voz y la suya fluyesen en una sóla frase. De una forma verdaderamente mágica.
Pero nunca tuvo suficiente. Era codiciosa, obsesiva y soñadora lo que más. Envidiaba a todos. Incluso en sus solitarios paseos envidiaba a todo lo que le rodeaba. Envidiaba a ese pájaro capaz de volar y ver lo que ella no podría ver jamás. Envidiaba a esos coches, capaces de alcanzar velocidades impensables para sus menudas piernas. Sin saber que ella poseía algo más. Esa capacidad para amar y ser amada.
Aunque puestos a reconocer, puestos a ''poner el corazón sobre la mesa'', ella solía abusar en exceso de lo segundo, pero no estaba nada entrenada en lo que representa amar a alguien. Siempre se dejaba amar, sin más. Como una simple costumbre.
Se pasaba todo el día buscando en los bolsillos de aquella chaqueta azul que tanto le gustaba, que tanto aspecto de inocencia le otorgaba, pero jamás encontraba ese poquito de amor que necesitaba para regalar. Sólo conseguía rozar un par de recuerdos mal doblados y algunos cigarrillos desgastados del uso. Parecía que el amor estuviera allí, pero que siempre se le escurriera entre sus dedos de pianista. O al menos, esa era la sensación que todo aquello le producía. Pero claro, podía soportarlo. Ella era egocéntrica y con sí misma y la admiración de los demás le bastaba. Y está claro, de eso no le ha faltado nunca. Ella era, ante todo, deseada.
Hasta aquel día, que escuchó la voz más dulce que podría imaginar. Una voz de esas que se quedan marcadas, de esas que enamoran. Pero claro, era sólo eso, una voz... Pero se prometió volver a escucharla, hasta que aquella voz y la suya fluyesen en una sóla frase. De una forma verdaderamente mágica.
sábado, 9 de enero de 2010
7 de enero.
Las incoherencias se me empiezan a agolpar y me dejan sin respiración sin cortarse ni un poco. Todo ocurre, todo cambia, y siento que no puedo pararlo. Que el mundo sigue cambiando sin siquiera avisarme.
Todo me empieza a pesar un poco en los hombros.
¿Por qué no me quitas parte de mi carga? Sé que tú puedes hacerlo. El problema está en que tal vez, tú mismo todavía no lo sabes. ¿La ignorancia te hace feliz?
Comienzo a agobiarme... Tantas noches escribiendo no puede ser sano para nadie.
Y por si no tuviera ya suficiente, ahí sigue, la lluvia. ¿Sabéis? Odio la lluvia... Parece que quiera recordarme cada uno de mis problemas a cada gota que cae. Ese sonido discreto, pero directo. Dulce sutileza. Sutileza que pone a cada mente a trabajar.
La lluvia siempre te hace reflexionar... Pero hay veces que sinceramente eso es lo último que te apetece hacer.
Dile adiós a la ética. A cada una de las reflexiones.
Que se quede otro con la filosofía, que yo quiero olvidarlo todo por un tiempo, (muerto).
Todo me empieza a pesar un poco en los hombros.
¿Por qué no me quitas parte de mi carga? Sé que tú puedes hacerlo. El problema está en que tal vez, tú mismo todavía no lo sabes. ¿La ignorancia te hace feliz?
Comienzo a agobiarme... Tantas noches escribiendo no puede ser sano para nadie.
Y por si no tuviera ya suficiente, ahí sigue, la lluvia. ¿Sabéis? Odio la lluvia... Parece que quiera recordarme cada uno de mis problemas a cada gota que cae. Ese sonido discreto, pero directo. Dulce sutileza. Sutileza que pone a cada mente a trabajar.
La lluvia siempre te hace reflexionar... Pero hay veces que sinceramente eso es lo último que te apetece hacer.
Dile adiós a la ética. A cada una de las reflexiones.
Que se quede otro con la filosofía, que yo quiero olvidarlo todo por un tiempo, (muerto).
miércoles, 30 de diciembre de 2009
Todo se presenta tan.. armónico♥
Si hay que dudar, dudemos. Cualquier duda se presenta tremendamente atractiva a tu lado, bonito.
Pero puedo admitir que no tengo ni una. Que a tu lado se respira tan bien que asusta.
Y es que creo que tú, tú eres ese ''al fin''.
Ese que me enseñará a amar con cada una de mis fuerzas. Que me enseñará a sacar fuerzas de donde no las haya. Y que si todo falla, me prestará las suyas.
Y es que sabes que tengo miles de secretos que contarte, para convertirlos en ''nuestros''.
Lo que también sabes es que no te presionaré para que me cuentes los tuyos. Que te los sacaré yo misma, como buena caprichosa que soy.
Sigue siendo mi Sol, dulce, el máximo tiempo posible. Pero cuando estemos a solas, no te olvides de esa Luna que es tu mirada, que ilumina de una manera inconfundible.
''Come what may.''
Pero puedo admitir que no tengo ni una. Que a tu lado se respira tan bien que asusta.
Y es que creo que tú, tú eres ese ''al fin''.
Ese que me enseñará a amar con cada una de mis fuerzas. Que me enseñará a sacar fuerzas de donde no las haya. Y que si todo falla, me prestará las suyas.
Y es que sabes que tengo miles de secretos que contarte, para convertirlos en ''nuestros''.
Lo que también sabes es que no te presionaré para que me cuentes los tuyos. Que te los sacaré yo misma, como buena caprichosa que soy.
Sigue siendo mi Sol, dulce, el máximo tiempo posible. Pero cuando estemos a solas, no te olvides de esa Luna que es tu mirada, que ilumina de una manera inconfundible.
''Come what may.''
Melódico~28.♥
Por pedir, pediría estar siempre contigo.
Por pedir, pediría perderme en la Luna que es tu mirada.
Por pedir... podría pedir conocer el paradero exacto de cada uno de tus lunares, conocer el sabor que (no) tienen tus lágrimas, saber cada sitio exacto donde tienes esas cosquillas que te hacen parecer tan vulnerable y adorable, reclamar cada hueco de tu mente para mí...
Podría pedir muchas cosas, pero prefiero simplemente, ganármelas.
Tu dulzura me disloca...
Por pedir, pediría perderme en la Luna que es tu mirada.
Por pedir... podría pedir conocer el paradero exacto de cada uno de tus lunares, conocer el sabor que (no) tienen tus lágrimas, saber cada sitio exacto donde tienes esas cosquillas que te hacen parecer tan vulnerable y adorable, reclamar cada hueco de tu mente para mí...
Podría pedir muchas cosas, pero prefiero simplemente, ganármelas.
Tu dulzura me disloca...
viernes, 18 de diciembre de 2009
Se siente tan bien...
Últimamente se respira muy bien, ¿te habías dado cuenta?
Vaya, la cara de tonto que me has puesto creo que lo dice todo. Será cosa mía, ¿no?
La verdad es que parece que últimamente el viento se está calmando. Ya no trae consigo lluvias torrenciales. Sí que llueve, sí, pero se siente bien. Es una lluvia relajante, de esas que te sacan sonrisas y que hacen que quieras dar vueltas y más vueltas bajo ella hasta marearte.
Siento que empiezo a dejar de depender de ti.
Si de veras te aprecio tanto, tal vez esté empezando a comprenderlo en serio, y por lo tanto consigo respirar bien. Estoy tranquila. Veo las cosas de otra manera. Empiezo a disfrutar yo sola de esos rayitos de sol que se posan en mi piel.
Claro que, puede ser que no te aprecie tanto. Si es así, creo que me estoy dando cuenta de que no dependo de ti. De que mi sonrisa no depende de la tuya. De que yo puedo estar feliz o triste sin que sea culpa tuya (o gracias a ti).
Por supuesto, todo esto puede cambiar. Ya sabes, nadie puede dominar al tiempo. Igual sin darme cuenta empieza una tormenta, de esas que traen consigo ese frío que te cala en los huesos, ese frío del que no tienes escapatoria.
Y lo bueno es que no le tengo miedo.
Me encanta que me hagas sentir. Para bien o para mal.
Empápame con tus tormentas.
Deslúmbrame con tu sol.
Haz que tu nieve empañe mi visión.
Lo que quieras, lo aceptaré.
De veras que esto se siente tan bien...
Vaya, la cara de tonto que me has puesto creo que lo dice todo. Será cosa mía, ¿no?
La verdad es que parece que últimamente el viento se está calmando. Ya no trae consigo lluvias torrenciales. Sí que llueve, sí, pero se siente bien. Es una lluvia relajante, de esas que te sacan sonrisas y que hacen que quieras dar vueltas y más vueltas bajo ella hasta marearte.
Siento que empiezo a dejar de depender de ti.
Si de veras te aprecio tanto, tal vez esté empezando a comprenderlo en serio, y por lo tanto consigo respirar bien. Estoy tranquila. Veo las cosas de otra manera. Empiezo a disfrutar yo sola de esos rayitos de sol que se posan en mi piel.
Claro que, puede ser que no te aprecie tanto. Si es así, creo que me estoy dando cuenta de que no dependo de ti. De que mi sonrisa no depende de la tuya. De que yo puedo estar feliz o triste sin que sea culpa tuya (o gracias a ti).
Por supuesto, todo esto puede cambiar. Ya sabes, nadie puede dominar al tiempo. Igual sin darme cuenta empieza una tormenta, de esas que traen consigo ese frío que te cala en los huesos, ese frío del que no tienes escapatoria.
Y lo bueno es que no le tengo miedo.
Me encanta que me hagas sentir. Para bien o para mal.
Empápame con tus tormentas.
Deslúmbrame con tu sol.
Haz que tu nieve empañe mi visión.
Lo que quieras, lo aceptaré.
De veras que esto se siente tan bien...
lunes, 14 de diciembre de 2009
Por un nosotros, cielo.
Y perder el sentido bajo tus sábanas, para encontrarle sentido a todo lo demás. Allí todo parece tan endiabladamente dulce...
Me encantaría crear cientos de recuerdos a tu lado. Incluso mejores que los que llevamos creados.
Quiero que destroces cada uno de mis ideales, esos que tanto libro y tanta película me han hecho tener. Quiero que, con una sonrisa, seas capaz de romperlos todos.
Haz que pueda despertar teniéndote a mi lado, tras horas sin dormir por querernos de todas las formas imaginables.
Inventar formas para decirnos que nos amamos, y guardárnoslas para nosotros dos, para tener otro secreto más.
Y si te parece demasiado complicado, sólo bésame, que nuestros cuerpos se encargarán del resto...
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